A mi la aparición del invierno no me causa temores sino los inconvenientes propios causados por el frío y una serie de trámites aburridos como verificar los termostatos, las estufas y la cuenta del gas. Pero también implica la alegría que me causa el comienzo de temporada de los platos de inviernos: sopas, guisos y estofados.
Y el primer plato de este tenor es como el anuncio del Invierno. Invito a muchos amigos a comer y preparo una de esas bombas atómicas que con tanto placer nos llenan de calorías. A veces es un cassoulet, a veces un puchero, a veces un locro. Este año fue el pastel de ossobuco y mollejas.
Como buena receta casera se me ocurrió hace como cinco años y la fui evolucionando. Hace dos años Mauro Colagreco ganó un concurso con un pastel de ossobuco y me sentí feliz simplemente por no haber copiado a Mauro. Que de golpe aparezca un chef de semejante calibre trabajando el mismo concepto que un mero aficionado a la cocina como yo está trabajando, es un aliciente importante.
Bueno, mi pastel comenzó como un pastel de papas hecho con ossobuco, cordero y mollejas y luego de atravesar varias modificaciones llegó a la versión de este año que consiste en:
Para el relleno
2.5 kg de ossobuco cortado en cubos
2.5 kg. de mollejas
1.5 kg. de cebolla de verdeo
500 grs. de salchicha de cerdo
2 morrones
3 dientes de ajo
2 puerros
pimenton
sal
pimienta
Para el puré
2 kg. de papas rojas
1 pan de manteca
250 cm3 de crema doble
sal
pimienta
nuez moscada
Me siento tentado a poner el desarrollo de la receta pero creo que cada uno debe experimentar con sus instintos. Una cosa que sí voy a decir explícitamente es que uso la misma técnica que con el relleno de las empanadas: guardo el relleno una noche en la heladera para que se concentren los jugos. También desgraso previamente las mollejas lo cual contribuye a que el plato sea un 3% menos graso, irónicamente hablando.
Y este es el resultado
Ahora... ¿Cómo festejan Uds. la llegada del Invierno?
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